Después de ser secuestrado, Paul Conroy (Ryan Reynolds) contratista civil en Irak, se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera con un celular y un encendedor.
El celular podría ser el único medio que lo salvara de esa mortal pesadilla, pero la precariedad de la cobertura y la escasa batería parecen obstáculos insuperables en su lucha contra el tiempo… sólo dispone de una hora y media para ser rescatado antes de que se le agote el oxígeno.